abril 2025 por Charo García Barrigón
Muchas pastoras aprendimos a amar este oficio desde los ojos de la niñez; una niñez pastoril sin preocupaciones, correteando por las praderas como corderas recién sacadas al campo, tumbadas en la hierba mientras el rebaño remansaba en el dulce verdor de los pastos, buscando formas en las nubes y oyendo el canto de los cencerros, pájaros e insectos como una nana en la tarde. Algunas, con este amor por la naturaleza y el rebaño, llegamos a ser relevo generacional de una saga de pastoras/es que poco a poco hemos visto irse reduciendo; fuimos viendo que iban desaparecido las ganaderías de extensivo a nuestro alrededor al toque de jubilación sin que nadie supliese el arte y sabiduría del pastoreo.
Tan, tan, tan…
Cantan a abandono las campanas del rural cada vez que un rebaño desaparece, porque con ellos se van las praderas pastoreadas y toda la enorme biodiversidad que va con ellas, se van los cuidados de las infraestructuras de los pueblos y la población activa tan necesaria en el rural. A cambio, se llenan los campos de arbustos y zarzas, de bosque continuo que se cierra sobre los pueblos con la espada de Damocles del fuego amenazando sobre sus tejados.
Todas somos conscientes de la dureza de nuestro oficio, pero a pesar de sus sombras lo amamos, sabemos que su conexión con la naturaleza lo hace mágico y nos hace amar su sensato equilibrio, tanto si es aprendido de nuestros padres y abuelos como si es enseñado desde una Escuela de pastoras y pastores. Por eso, porque sabemos que este oficio remueve la pasión por él cuando te integras en sus caminos, porque conocemos de sobra sus beneficios para la vida y toda la sociedad, se nos encandila el alma cuando se promueve el relevo generacional que tanto necesitamos.
Sobre todo en la última década, las pastoras hemos sentido que ha habido un antes de indiferencia y un después de conciencia, respeto y admiración con respecto a la ganadería extensiva y el pastoreo. La sociedad parece haber despertado a un camino hacia la recuperación de este oficio armado de proyectos maravillosos como Ganaderas en Red. Prueba de ello son las «Escuelas de pastoras y pastores» que poco a poco se han ido instalando en el territorio rural como una pradera se llena de flores y vida en primavera, promovidas desde la inquietud por el declive de los rebaños en nuestros campos de pastoreo. Estás escuelas enseñan a enfrentarse a las dificultades técnicas, legislativas y económicas que los practicantes habituales del oficio dejan de impartir por la falta de interés de sus alumnos más cercanos, sus hijos. Estás cátedras del pastoreo enseñan a las/os futuros pastores a desenvolverse en las muchas complejidades de este oficio de libertades y vínculos.
La esperanza sale a brillar cada vez que personas ajenas al mundo ganadero o rural contemplan formarse en estas Escuelas del pastoreo, de la trashumancia, de la naturaleza. En ellas, no sólo se forman en la tradición del manejo pastoril, también en las nuevas técnicas de pastoreo y gestión y en las tecnologías que ofrecen alternativas para sus necesidades naturales de tiempo libre y conciliación familiar frente a la necesidad de atención continua con los animales. Aprenden a enfrentar las complejidades burocráticas y a pensar en colectivo.
Así, entre todas y todos, estamos consiguiendo que se vuelvan a ver, en cada paisaje pastoreado de nuestros territorios, un cuadro lleno de motas del color de la ganadería extensiva.
Mamá, quiero ser pastora,
Quiero sembrar de corderas todos los prados del campo,
Quiero dejarle a la vida una montaña de mis cuidados.
Quiero escribir para el mundo todo lo que me has enseñado,
Para que no se olvide que somos mujeres de ganado y cayado.
Quiero que el sol ilumine todo lo que tanto amamos.
Mamá, quiero ser educadora,
Contarle a las jóvenes del mundo que ser pastora es muy digno,
Que aportamos tantas cosas que ser pastora es orgullo.
Enseñarles que se puede aunque no tengas linaje
Aunque el linaje es un premio y es justo el amor por lo tuyo.

Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.