Ganadería extensiva
La ganadería extensiva es aquella que, utilizando fundamentalmente razas autóctonas, aprovecha los recursos naturales de la zona donde se ubica. Se basa en la utilización de unas cargas ganaderas aceptables, que permitan la regeneración de las zonas sobre las que se pasta.
Existe gran confusión entorno a las características de los diferentes sistemas ganaderos: industrial, intensivo, extensivo, ecológico, agroecológico… Y por desgracia esa confusión se traduce en una escasa valoración social y económica de la ganadería extensiva y sus productos derivados. En Ganaderas en Red lo que tenemos en común, además de ser mujeres, es el trabajo en y la defensa de la ganadería extensiva y por ello consideramos fundamental explicar bien qué es.
En la ganadería extensiva las cargas ganaderas no se mantienen constantes ni en el tiempo ni en el espacio, sino que varían según el año climatológico, el momento en que esté el ganado, el tipo de terreno, o la vegetación de la zona, entre otros factores. Es decir, la carga ganadera depende de todos aquellos factores que marquen los recursos disponibles de cada territorio y de las necesidades de cada ganado en cada momento del año. La superación de la carga ganadera adecuada implica la no consideración de extensivo, aunque los animales se desarrollen al aire libre, ya que su alimentación dependerá en mayor medida de recursos externos.
Una de las principales características de la ganadería extensiva, que marca la diferencia con otros sistemas productivos ganaderos, es la de compatibilizar la producción con la sostenibilidad ecológica, generando servicios ambientales y sociales. En primer lugar genera, de forma natural, productos como carne, lácteos y fibras textiles de una calidad excelente, cuyas propiedades, por ejemplo nutricionales, están ampliamente probadas.
Desde el punto de vista ambiental, contribuye al mantenimiento de la biodiversidad mediante la conservación de razas autóctonas y la diversidad de pastos y otras especies vegetales mediante la dispersión de semillas. Asimismo, ayuda a la regulación del ciclo del agua, por ejemplo conservando bosques y praderas naturales, como las de alta montaña, que son grandes sumideros para la fijación de carbono en el planeta. Cumple también una función clave en la fertilización natural de los suelos, tanto en bosques y praderas como en las rastrojeras de cultivos como los cereales, el olivar o el viñedo, cerrando así ciclos de nutrientes y evitando la necesidad de abonos de síntesis con gran impacto ambiental.
La ganadería extensiva garantiza además el bienestar animal, ya que los animales desarrollan todo su ciclo vital en su hábitat natural. Otro servicio ambiental reconocido es el control de la vegetación y por tanto de la intensidad y extensión de los incendios forestales. Por último, la ganadería extensiva es un sistema de gestión del territorio esencial en la configuración de paisajes con alto valor natural, estético y cultural, conservando el patrimonio y la identidad de los territorios sobre los que se desarrolla.
Como mujeres ganaderas extensivas, en GeR creemos que es fundamental que la sociedad sepa de donde vienen sus alimentos y los valores o impactos sociales y ambientales que conllevan. Defendemos la ganadería extensiva porque sabemos que es la única que puede proveer de alimentos sanos sin comprometer el futuro de la naturaleza y de un mundo rural vivo.