Manifiesto

Por qué defender la ganadería extensiva

La ganadería extensiva, a diferencia de otros modelos, se basa en una producción ligada y adaptada a la tierra y a sus pueblos. Un sistema que compatibiliza la producción con la sostenibilidad, que procura cargas ganaderas que permitan la regeneración de las zonas pastables, que adapta el aprovechamiento de los recursos a la estación del año y la climatología, que vive estrechamente ligada a las características de cada zona y que se preocupa del bienestar animal como uno de sus principios rectores. 

La ganadería extensiva presta múltiples servicios ambientales a la sociedad, configura paisajes de alto valor natural, al tiempo que preserva un importante patrimonio cultural material e inmaterial y la identidad de los pueblos y territorios en los que se desarrolla. 

La ganadería extensiva ofrece con sus productos una alimentación sana, sostenible, de baja huella ambiental y ligada al territorio. 

La ganadería extensiva contribuye a la mitigación del cambio climático por la reducida cantidad de insumos que necesita; por favorecer un consumo de alimentos de proximidad, reduciendo enormemente los largos recorridos de transporte y altas emisiones de otros modelos; por el uso y conservación de razas autóctonas; por el limitado uso de productos químicos contaminantes y por su gran papel en la conservación de la biodiversidad, especialmente la de las zonas pastables. 

La ganadería extensiva, además, ha sido y es uno de los nichos laborales de las mujeres rurales, uno de los grupos sociales que más dificultades encuentra para acceder al mundo laboral, en especial en el medio rural. 

Este modelo de ganadería, que ya venía sufriendo problemas de índole estructural derivados de los cambios profundos que han ido modificando el sistema de producción alimentaria y de la desestructuración del medio rural, vive amenazado por un contexto social, ambiental, político y económico, asfixiante y con graves repercusiones para el sector: